Enlaces a recursos sobre el AÑO LITÚRGICO en educarconjesus

Felices en lo pobre, pero juntos (NAVC-12 sagrada familia)

Una familia en búsqueda (por JR Flecha)

“El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros”. Estas máximas de humana sabiduría no han perdido actualidad a pesar del paso de los siglos. Esta lectura del libro del Eclesiástico no es aplicable solamente a una sociedad patriarcal (Eclo 3). El respeto al padre y a la madre tiene una validez universal.

En nuestro tiempo cada generación se cree autosuficiente. Pero ese desmembrarse de los eslabones de la cadena no favorece a nadie. Parece que se gana en libertad, pero se pierde en cercanía e intimidad, en cariño y ternura, en colaboración y solidaridad. La familia no puede convertirse en un haz de intereses.

Esas normas judías no sólo reflejan una concepción social o un código de educación y buenos modales. El texto se refiere una y otra vez a Dios. “Al que honra a su madre, el Señor lo escucha”. No se puede olvidar este cruce de lo horizontal y lo vertical. El amor en las relaciones familiares es una especie de culto. Amar a la familia es un acto de oración.
EL ENCUENTRO

También Jesús ha crecido en el seno de una familia. Con mucha frecuencia imaginamos el hogar de Nazaret como un remanso de paz y de armonía. Pero el texto evangélico que se proclama en esta fiesta de la Sagrada Familia resulta sorprendente. Son muchas las lecciones que en él se contienen.

• Para empezar, el evangelio nos sugiere que también aquella familia hubo de afrontar disgustos y malentendidos. La Encarnación del Hijo de Dios no le ahorró el difícil camino de las relaciones humanas. José y María se asemejan a muchos padres y madres que han de buscar con angustia a sus hijos.

• En un segundo momento, vemos a Jesús dar los pasos hacia la madurez humana. Pero observamos que su madurez es integral. No se puede crecer en edad, sin avanzar en el cultivo del espíritu. La sabiduría y la gracia no se oponían en él. Y no pueden oponerse en la evolución de los hijos de este tiempo actual.

• El relato de la pérdida de Jesús en el templo tiene mucha relación con los relatos de su pasión y muerte. En ambos casos, Jesús permanece “perdido” durante tres días. En ambos casos es encontrado de nuevo mientras explica las Escrituras: primero a su familia y después a los discípulos de Emaús. Y así ha de ser encontrado siempre.
LAS PREGUNTAS
En el momento del encuentro de Jesús en el templo se produce un cruce de preguntas entre María y Jesús. En torno a ellas puede centrarse nuestra oración:

• “Hijo, ¿por qué nos has tratado así?” María se plantea un serio interrogante. No acierta a comprender a su Hijo. Esta es la pregunta que muchos creyentes han dirigido siempre a Dios. Orar es, entre otras cosas, tratar de adivinar los planes del Señor.

• “¿Por qué me buscabais?” A la pregunta de María, Jesús responde con esta primera pregunta. La búsqueda es una actitud típica de los creyentes. Pero el que busca a Dios ha de plantearse con frecuencia las razones últimas de su búsqueda

• “¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?” La segunda pregunta de Jesús se dirige a todos los que creen conocerlo. Jesús confiesa que la Ley de Dios es su casa y que la Casa de Dios es su ley. Estar ahí y estar así es su vocación y su misión.

Sagrada Familia (NAVC-12)

Feliz celebración del nacimiento del Señor Jesús


Visita de la madre del Señor (ADVC4-12)

Encuentro y profecía (ADVC4-12)


A Belén había llegado Ruth en el tiempo en que se segaba la cebada. Con la llegada de aquella extranjera se preparaba un futuro glorioso. De su familia había de nacer el rey David. Pero el profeta Miqueas no mira al pasado cuando ve en aquel lugar el origen de un reinado futuro. De Belén, pequeña entre las aldeas de Judá, saldrá el jefe de Israel.

Esta profecía de Miqueas no puede ser olvidada. De hecho, la encontraremos de nuevo en el Evangelio según San Mateo. A ella se remiten los sabios, cuando el rey Herodes les consulta sobre el lugar de nacimiento del Rey de los judíos. Un misterioso rey al que vienen buscando los Magos llegados del Oriente.

Belén es más que una pequeña aldea perdida en el recuerdo. Belén es también la esperanza de un mundo renacido. Belén es la promesa de la paz y de la justicia. También es la promesa de la vida. No en vano el profeta Miqueas alude de forma misteriosa a la madre que da a luz, para situar el tiempo del jefe de Israel.

EL DON DE LA VIDA

La vida se hace especialmente presente en el Evangelio que hoy se proclama (Lc 1, 39-45). En él se narra la visita de María de Nazaret a su pariente Isabel. Las dos mujeres llevan la vida de un bebé en sus entrañas. Una vida que es en primer lugar un don exclusivo de Dios, dadas las condiciones de sus madres.

Para María y para Isabel, por otra parte,  la vida de sus hijos es un signo de la escucha y de la acogida de la palabra de Dios. Es la palabra de Dios la que marca los plazos del tiempo. Y la que hace posible lo imposible. Ellas han sabido escuchar la voz de lo Alto. Y por eso han entrado en la órbita de la vida y de la salvación.

Las dos mujeres están llenas del Espíritu de Dios. Así  le había dicho el ángel a María: “el Espíritu de Dios te cubrirá con su sombra”. Ahora, se dice de Isabel que, llena del Espíritu Santo, proclama a María como la bendita entre las mujeres y como madre del fruto más bendito de la tierra.

LA CREENCIA Y LA FE

El Evangelio de hoy se cierra con otra frase inolvidable de Isabel:: “Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”. Es ésta la primera de todas las bienaventuranzas de la nueva era de la salvación.

• “Dichosa tú que has creído”. La creencia de María no era una simple credulidad. Ante el anuncio del Ángel, ella había querido saber. Mostraba sus dudas. No era fácil comprender el anuncio. Ni aceptar una responsabilidad no esperada. Y, sin embargo creyó.
• “Dichosa tú que has creído”. La creencia de María no obedecía a un deseo de sobresalir entre las gentes de su pueblo. Sospechaba ella lo que aquella maternidad podía costarle. El ángel parecía adivinar sus temores. Y sin embargo creyó.

Recicla tu corazón

Haz latir el corazón del mundo

¿En qué creen los que no creen?

Diálogo ateísmo-creyente católico. Con la aparición de la revista Liberal el 22 de marzo de 1995 el cardenal Carlo Maria Martini y Umberto Eco iniciaron una serie de contactos epistolares de manera trimestral. A lo largo de sus páginas se sustancian cuatro exposiciones de otros tantos temas:
- La esperanza ante el apocalipsis o el fin del mundo
- El inicio de la vida
- La participación en la celebración de los misterios
- El principio de la ética

En un segundo momento, y dado el gran seguimiento de estos intercambios dialogales se unen a la dialéctica dos filósofos, dos periodistas y dos políticos que abundan en los temas desde diversas ópticas.

Libro de 166 páginas, Ediciones Temas de hoy, en su formato de booket tiene un precio de unos 12 euros.

Una visita muy especial (ADVC4-12)

¿Qué hemos de hacer? (ADVC3-12)

Preparando la alegría (ADVC3-12) por JR-Flecha



“Estad siempre alegres en el Señor”. Esa es la consigna que Pablo transmite a los cristianos de Filipos (Flp 4,4). Todos creemos tener derecho a la alegría. Y sin embargo, la alegría es escurridiza. No se puede programar, ni comercializar.  En la exhortación “La Palabra del Señor” Benedicto XVI ha escrito que “Se pueden organizar fiestas, pero no la alegría” (VD 123).
En la primera lectura de la misa de hoy (So 3, 14-18), el profeta Sofonías invita a Israel a alegrarse porque el Señor ha cancelado su condena. Pero el pueblo no podría saltar de júbilo si previamente Dios no se hubiera gozado con él. Dios es el dador de la alegría. Su fuente y su garantía.
Esta dinámica dialogal de la alegría vale también para nosotros. En su primera encíclica “Dios es amor”, el mismo Papa había escrito: “El encuentro con las manifestaciones visibles del amor de Dios puede suscitar en nosotros el sentimiento de alegría, que nace de la experiencia de ser amados” (DCE 17).

LA CONVERSIÓN DE LAS ACTITUDES

La alegría es siempre gratuita y sorprendente. Es verdad. Pero requiere como fondo la paz del corazón. Y esa paz sólo se consigue por medio de la conversión. Los hermanos de la comunidad de Bose han escrito que la alegría cristiana no se puede confundir con el humor y el sentimiento. Refleja la relación con el Señor y tiene un precio: la conversión.
La conversión es lo que exige Juan el Bautista a todos los que bajan a escucharle a las orillas del Jordán. Pero tampoco la conversión puede identificarse con un sentimiento íntimo e incontrastable. Requiere un comportamiento público, que Juan resume en tres actitudes concretas, aplicables a las gentes de su tiempo y del nuestro:  
• Compartir los vestidos y los alimentos con quienes no los tengan. Esos elementos hacen posible la vida y protegen la dignidad de la persona.
• No exigir a los demás más de lo establecido. Ese límite refleja el respeto a la justicia, que ha de hacer posible la armonía en la comunidad.
• No hacer extorsión a nadie. Esta prohibición condena la frecuente altanería de los prepotentes de todos los tiempos que humillan y explotan a los humildes.

EL ANUNCIO DEL MESÍAS

Sin embargo, no podemos olvidar que nadie revisa su vida por nada. Todos necesitamos un motivo fuerte para cambiar nuestras actitudes.  Juan el Bautista no era un predicador moral. Su misión era anunciar la llegada del Mesías. Ese era el motivo para la conversión.
• “Viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de su sandalias”. Juan no tenía la clave de la salvación: anunciaba al Salvador. Él mismo se consideraba como un esclavo al servicio del Señor.
• “Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”. Juan bautizaba con agua, pero anunciaba un bautismo de viento y de fuego. Esos elementos, que suelen destruir lo que encuentran a su paso, serían en los tiempos mesiánicos el origen de una nueva vida.
• “Él tiene en la mano el bieldo”. Juan no tenía la clave para discernir el bien y el mal. El Mesías traería en su mano el bieldo con el que el labrador separa el trigo de la paja, lo valioso de lo deleznable. Sólo Él podría realizar un juicio sobre las realizaciones humanas.

S. Juan de la Cruz. 14 de diciembre

Muy extensa es la labor de acercarse a este gran personaje de la mística española. Por eso sólo me atrevo, por ahora, proponeros dos enlaces carmelitanos que saben y conocen muy bien al santo:
1- Su vida (en la misma web podéis leer online sus obras)
2- Sus obras completas (para descargar sus obras en PDF)

Cada uno se deleite con la obra que más le provoque (aunque yo me quedo, si me lo permitís, con la Noche Oscura ¡qué belleza y profundidad!)

El Niño Dios sí sabe repartir (ADV3-12) por Fano


La luz que nace en ti

Los colores van al portal (villancico)

Santa Lucía. 13 de diciembre

Los datos que tenemos de esta santa no son muy históricos. Según la passio (un relato datado entre los siglos V y VI) nació en Siracusa en la Sicilia italiana, en las postrimerías del siglo II. Huérfana tempranemente de padre, su madre, Eutiquia, buscó casarla de manera ventajosa. Sin embargo, Eutiquia enferma gravemente de disentería y hemorragias lo que lleva a Lucía a peregrinar hasta el sepulcro de Santa Águeda para implorar su curación. En una visión, la santa le comunica que su madre ha sanado no por su petición sino por la fe que Lucía le ha mostrado. Al volver y ver la salud de su madre restablecida le hace partícipe de su voto secreto de virginidad. Eutiquia rompe el enlace de su hija pero el prometido, enfadado, denuncia su cristianismo al juez local, el prefecto Pascasio. Las amenazas de éste de prostituirla no surten efecto alguno en Lucía. Es rociada de pez y resina y prendida fuego pero no le causa ningun daño. Así Pascasio ordena que le atraviesen con una espada la garganta para acabar con su vida. La fecha de tal martirio se ubica en torno al año 304.

No obstante tenemos noticias arqueológicas ciertas de Santa Lucía mártir un siglo antes del relato de la passio. En 1844 se encontró una lápida en las catacumbas de San Juan en Siracusa que rezaba: "Eusquia, irreprensible, que vivío buena y puramente durante 25 años, murió en la fiesta de la mi Santa Lucía, para la cual no existe suficiente elogio: cristiana, fiel, perfecta...".

Es abogada de las enfermedades de garganta y de quienes padecen hemorragias.

Atributos:
Los más comunes son: el libro (sabiduría), la palma (mártir), la espada, cuchillo o puñal (lanza que le atravesó la garganta), un buey pisoteado bajo sus pies (alusivo a los bueyes que no pudieron arrastrarla hasta el prostíbulo), llamas en los pies (martirio en la hoguera) y la lámpara encendida o el cirio en la mano (símbolos que aluden a la etimología de su nombre). 
La representación de Santa Lucía como figura aislada se distingue por su atributo más característico: los ojos sobre una bandeja o en una copa. Sin embargo, este atributo de los ojos no aparece antes del siglo XIV.
Respecto a su indumentaria y aspecto físico, suele vestir túnica y manto romanos, o un suntuoso vestido que varía en función de la moda imperante. Lleva larga cabellera y corona de flores o de princesa, como otras santas vírgenes.

Este PDF os amplia la información.


Más allá (Gloria Estefan)


LETRA:
Cuando das sin esperar cuando quieres de verdad
cuando brindas perdón en lugar de rencor hay paz en tu corazón.

Cuando sientes compasión del amigo y su dolor
cuando miras la estrella que oculta la niebla hay paz en tu corazón.

Más allá del rencor de las lágrimas y el dolor brilla la luz del amor dentro de cada corazón.
Ilusión, Navidad pon tus sueños a volar siembra paz brinda amor que el mundo entero pide más.

Cuando brota una oración cuando aceptas el error
cuando encuentras lugar para la libertad hay una sonrisa más.

Cuando llega la razón y se va la imcomprensión
cuando quieres luchar por un ideal hay una sonrisa más.

Hay un rayo de sol a través del cristal,
hay un mundo mejor cuando aprendes a amar.

Más allá del rencor de las lágrimas y el dolor
brilla la luz del amor dentro de cada corazón.

Cuando alejas el temor y prodigas tu amistad
cuando a un mismo cantar has unido tu voz hay paz en tu corazón.

Cuando buscas con ardor y descubres tu verdad
cuando quieres forjar un mañana mejor hay paz en tu corazón.

Más allá del rencor de las lágrimas y el dolor
brilla la luz del amor dentro de cada corazón.

Ilusión, Navidad pon tus sueños a volar
siembra paz brinda amor que el mundo entero pide más.

La Inmaculada Concepción de María (8 diciembre)

Varios enlaces de interés:
 1. Bula "Inffaabilis Deus" de Pío IX (8-12-1854) sobre la Inmaculada Concepción
2- La Inmaculada Concepción de María. Artículo de Pedro Alcántara Martínez (O.F.M.) en Año Cristiano, Tomo IV, Madrid, Ed. Católica (BAC 186), 1960, pp. 564- 571.
3- "La Inmaculada Concepción en el arte español". Artículo de Suzanne Stratton (traducido por Jose L. Checa Cremades) en la Revista virtual de la Fundación Universitaria Española
4- Cuadros de Esturmio (1555) Zurbarán (1628-30), José Antolínez (1665), Murillo (1678)
5- La sala de la Inmaculada Concepción en los Museos Vaticanos (vídeo 2´20´´)

Parar en el camino sin dejarlo (ADVC2-12)

La Salvación de Dios (AVDC2-12)

Ya estamos convencidos de que la crisis económica que estamos padeciendo es un pequeño reflejo de la crisis moral y cultural en la que nos hemos ido enredando desde hace tiempo. Desde todas partes surge la pregunta por la solución. Todos buscamos una salida decorosa: una salvación para la persona y para la sociedad.

¿Dónde se encuentra la salvación? Unos la buscan en unas reformas económicas que al fin terminan por aplastar más a las víctimas. Otros apelan a una revolución pendiente que trata de hacernos olvidar su propio fracaso. Otros miran a los poderosos de la tierra y a las nuevas economías emergentes esperando que nos compren como esclavos.

Pero nos cuesta entender que la salvación no es solo obra nuestra. En el texto del profeta Baruc que hoy se proclama, se insiste en recordar la iniciativa de Dios. Es Dios quien elige a Jerusalén. Es Dios quien la reviste de un manto de justicia. Es Dios quien trae a sus hijos del destierro. Es Dios quien les allana los senderos del desierto (Bar 5, 1-9).

LA CONVERSIÓN DEL HOMBRE

El desierto es también el ambiente en el que se mueve Juan el Bautista. No deberíamos olvidar que había nacido en el seno de una familia y de una tradición sacerdotal. Habría podido disfrutar de una situación de privilegio. Sin embargo, Juan había roto con aquel sistema para retirarse al desierto. De allí viene la salvación.

El evangelio de Lucas evoca con fuertes rasgos la situación social que estaba viviendo el pueblo de Israel (Lc 3,1-6). En lo político, estaba dominado por los tentáculos poderosos del Imperio Romano. En lo religioso, se recordaba que, habiendo sido sumo sacerdote durante nueve años, Anás seguía controlando el templo por medio de sus hijos y de su yerno Caifás.

Cualquiera había pensado que había que comenzar por cambiar de un golpe las estructuras del poder. Pero Juan descubre que las dificultades para que amanezca el día de la salvación no están sólo en la situación política o eclesiástica. Están sobre todo en el interior de cada persona. Juan se retira al desierto para poder invitar a todo hombre a la conversión.

Haciéndose eco de las palabras de Baruc y de Isaías (2, 12-18), Juan insiste en la necesidad de allanar barrancos y precipicios para facilitar el camino de la salvación. Hay que rebajar los montones de nuestro orgullo. Y hay que rellenar los socavones de nuestros desalientos. A la esperanza se oponen tanto la presunción como la desesperación.

EL ANUNCIO DE DIOS
“Que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale, y todos verán la salvación de Dios”. El mensaje de Juan Bautista no era sólo moral. Era profundamente religioso. No sólo invitaba a los hombres a la conversión. Anunciaba la intervención de Dios.

• “Todos verán la salvación de Dios”. Bien sabemos que si es preciso observar la Ley de Dios, es más necesario aún descubrir y amar al Dios de la Ley. A los que esperar la salvación de Dios es hora de anunciarles con humildad y valentía el verdadero rostro del Dios de la salvación.

• “Todos verán la salvación de Dios”. Se dice que para la fe de Israel era importante el verbo “escuchar” la voz de Dios. Pero los peregrinos que subían al templo de Jerusalén deseaban también “ver” el rostro de Dios. Los creyentes de hoy están llamados a dar un testimonio que haga visible a Dios en este mundo.

• “Todos verán la salvación de Dios”. El pregón del Bautista va dirigido a “todos”: los de cerca y los de lejos. La salvación tiene una dimensión universal. Dios quiere la salvación de todos. Los que sólo en él encuentran consuelo y apoyo. Y los que hacen alarde de su autosuficiencia.

Competencias Básicas en la ERE


"Cómo desarrollar las competencias básicas en el aula" es la segunda publicación de José Antonio Fernández Martín a quien muchos conocemos por su blog nutrido de actualidad y buenas ideas "profesoradoreligion.blogspot.com".

Este libro se une a otra interesante obra que publicó hace no mucho tiempo "Las competencias básicas en la Enseñanza Religiosa Escolar". Ambas publicadas por la Editorial PPC, con 200 páginas de contenido interesante y práctico, se presentan como referentes para cualquier docente, en especial, para los Profesores de Religión Católica.
Si estáis interesados picar en los títulos respectivos y tendréis información más detallada.

Aprovecho para mandar un cordial saludo a José Antonio. Gracias por tus aportaciones.

Sta. Bárbara. 4 de diciembre

Barbara (Barbara) es la forma griega de este nombre. Significaba antiguamente "extranjera". Los griegos primitivos cuando no entendían lo que hablaban los otros pueblos decían "que hablaban bla bla". En efecto, está documentado que la forma inicial de esta palabra era blablaloV (bla-bla-lós), literalmente "el que habla bla bla".

Cuenta la tradición, que nació santa Bárbara en Nicomedia, hija de un noble sátrapa (administrador de una provincia de Asia Menor) llamado Dióscoro, hombre idólatra. Debido a su belleza creciente su padre construyó para ella una torre y allí la tuvo como si fuese prisionera. Bárbara encontró la forma de comunicarse con el sabio Orígenes quien envió un ministro para que la instruyera en la fe antes de bautizarla. Bárbara también ordena la apertura de una tercera ventana en la torre que simbolice la presencia de la Trinidad en su vida cristiana. Al enterarse su padre de su conversión al cristianismo quiso que renunciara a su fe, en caso contrario la denunciaría. Al negarse Bárbara, fue denunciada ante Martiniano, pretor de la provincia. Éste, cumpliendo con su deber de perseguir a los cristianos, tras intentar en vano convencerla de que volviese al culto de los dioses paganos, se vio obligado a condenarla a la pena capital. Pero era tal el fanatismo de su padre, que pidió ser él mismo quien la ejecutase. Se le concedió después de que Bárbara fuera sometida a diversos tormentos. Así su padre ejecutó la pena capital. Y he aquí que al volver a casa, se desató una terrible tormenta, y un rayo lo fulminó (de aquí viene el dicho de "acordarse de santa Bárbara cuando truena").

Santa Bárbara es la santa patrona de los mineros y de los oficios en donde intervienen explosivos. Se le invoca asimismo contra los rayos y contra la muerte súbita, como la sufrida por su padre.

Iconografía: una espada o un cañón (símbolos de fe inquebrantable), una hostia y un cáliz (que significan su conversión), una corona (indicando su estirpe), una torre con tres ventanas (signo de su devoción por la Trinidad) y acompañada por nubes tormentosas de las que sale un rayo.


I domingo Adviento, ciclo C

Los astros temblarán (ADVC1-12) por JR Flecha



El primer domingo de Adviento repite las ideas que veníamos meditando durante las dos semanas anteriores. Se diría que el nuevo año litúrgico empalma directamente con el final del año anterior.  El eslabón que une esos dos extremos es la esperanza. La pequeña y tenaz esperanza que supera el temor ante la caducidad de las cosas de este mundo. 
En muchas culturas antiguas los astros eran objeto de adoración. De ellos dependía la vida. Eran lejanos e inaferrables. Y sin embargo, su luz iluminaba a los hombres y marcaba el ritmo de la vida y de los tiempos. No podemos extrañarnos de ellos. También hoy hay mucha gente que mira a los astros tratando de leer en ellos su propia suerte.
Además, en nuestro tiempo, se suele calificar como astros y estrellas a quienes sobresalen en el mundo del espectáculo. Son personas que atraen las miradas de los demás. Se crean perfumes que llevan su nombre. Las gentes tratan de imitarlas en la forma de vestir. Y hasta en las opciones religiosas que las caracterizan.

SE ACERCA VUESTRA LIBERACIÓN

El evangelio que  hoy se proclama (Lc 21, 25-28.34-36) anuncia que un día los astros temblarán. Con ellos se insinúa que es inútil depositar la confianza en lo que parece más estable en todo el universo. El verdadero creyente no puede atribuir a las cosas creadas un valor absoluto y definitivo.
Es muy interesante la observación de los sentimientos humanos que el texto revela. Ante el temblor de los astros, es decir, de lo que se considera más firme, la reacción espontánea es el temor: “Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros temblarán”.
Ante ese sentimiento, el evangelio contrapone una actitud de confianza: “Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”. Es verdad que la confianza requiere vigilancia y ascetismo. No dejarse embotar por el vicio,  mantenerse despiertos y pedir la fuerza necesaria.
Pero nadie se esfuerza por nada y para nada. El evangelio concluye dirigiendo la mirada hacia la venida del Hijo del Hombre. La manifestación del Señor de la historia nos libera del temor, orienta nuestra esperanza y nos proporciona una razón más que suficiente para la rectitud moral, para la vigilancia y la oración.

EL HIJO DEL HOMBRE

• “Suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra”. Esas palabras de Jeremías (33, 14-16)  son la promesa clave de este primer domingo del Adviento. Este tiempo litúrgico nos recuerda que nuestra vida está marcada por el signo de la esperanza.

• “Suscitaré a David un vástago legítimo”. El profeta Natán había prometido al rey David que Dios le dará una casa y una descendencia real. La tradición cristiana ha visto en Jesús la realización de aquella promesa. Jesús es el descendiente de David que los siglos esperaron. Y cuya venida anunciamos y preparamos cada día.

• “Hará justicia y derecho en la tierra”. La experiencia nos dice que en nuestro mundo parecen triunfar la impostura y la corrupción, la maldad y la mentira. Pero nuestros corazones no se dejan seducir.  Anhelamos  un futuro de libertad y derecho, de justicia y de paz. Pero ese amanecer ha de ser don de Dios y fruto de nuestra responsabilidad.